Últimamente encontramos noticias sobre la oportunidad
para comprar vivienda, en el desarrollo del mercado inmobiliario, con el
aumento de las tasas de interés, la inflación elevada, etc.
Esto es cierto, es un excelente momento para comprar. El motivo, nos anticipamos antes del aumento considerable de las tasas hipotecarias. Las propiedades, están aumentando por encima de la inflación, convirtiéndose en una excelente inversión.
Esta información, no nos dice que la compra de vivienda también afecta nuestras emociones y finanzas. Así, debemos revisar algunos aspectos, evitando sobre costos de tiempo y dinero.
Lo hemos mencionado muchas veces. Es desalentador, salir
a buscar la vivienda de nuestros sueños, encontrando que no podemos pagarla.
Perdemos tiempo en los recorridos, nos desanimamos por el valor del mercado
inmobiliario, llegando a la conclusión que comprar vivienda es muy complicado.
La solución es primero saber, cuanto me pueden financiar, con ese valor, determinar nuestras necesidades, creando un presupuesto, para salir a negociar.
El mantra inmobiliario es “Ubicación, Ubicación,
Ubicación”, ¿Pero realmente sabemos qué significa?
Cuando tomamos la decisión de comprar vivienda, nos
centramos en detalles como, el área, las tendencias en acabados y las
adicionales en zonas comunes, entre otros.
La ubicación la determinamos, por nuestras condiciones de
vida actual, dejándonos llevar por las tendencias de la construcción, más los
beneficios que pueda otorgarnos el Gobierno.
Por lo cual la ubicación desaparece.
Para definir la ubicación, debemos proyectar nuestros
planes de vida, que necesitamos en cercanías, las vías de acceso, el desarrollo
que debe tener el barrio, para tener una mayor valorización.
Al definir nuestro presupuesto y ubicación, nos podemos
centrar a ver lo que deseamos frente a lo que necesitamos. Para ello debemos
comprender, ninguna propiedad es perfecta.
Si esperamos encontrar la que satisfaga todos nuestros
deseos, nos tomara mucho tiempo, tanto que podemos desistir de la compra.
Si no diferenciamos lo que necesitamos y lo que nos
gustaría tener, no podremos calificar las opciones que visitemos. Siendo
inagotable los recorridos, por lo que ninguna cumple nuestras expectativas.
Como lo dijo Peter Druker “lo que no se puede medir no
sirve”, cuando calificamos, somos más eficientes en la selección de nuestra
vivienda, ahorrando mucho tiempo y dinero.
Con la evolución del mercado inmobiliario, la cantidad de
información y las nuevas starup, hacen que no sea tan sencillo, no tener un
buen agente inmobiliario.
Estos profesionales conocen que buscar, con el fin de que
se ajuste a nuestras necesidades, nos ayudan a calificar las propiedades, nos
contextualizan sobre la negociación con los vendedores, no guían en el
desarrollo de todo el proceso, etc.
Por este motivo debemos encontrar un profesional que
trabaje para nosotros. A esta persona no tenemos que pagarle, eso lo realiza el
vendedor. Por lo tanto, nos sentiremos cómodos hablando con ellos, generando
empatía y confianza, convirtiendo en una experiencia positiva la compra de
vivienda.