En casi todas las ciudades del país, algunas ubicaciones tienen más demanda que otras. Ese motivo, hace que, dilatemos la toma de decisión sobre la compra, atribuyendo otros motivos, de mayor relevancia, de los que hablaremos en esta ocasión.

El primer paso en el proceso de compra de vivienda es, tener llegar a un presupuesto de nuestra compra. El preaprobado, nos ubica en el valor real que podemos pagar, según nuestros ingresos.

De esta forma reducimos las opciones de búsqueda, centrando nuestros esfuerzos en visitar lo que realmente esta a nuestro alcance. Además, al encontrar una opción indicada, podemos partir para negociar el precio.

Es importante recordar que, este documento no es la aprobación de un crédito. Para que esto suceda la entidad financiera debe realizar una investigación profunda de nuestra capacidad de pago.

Como compradores, creemos que los vendedores se deben ajustar a nuestro tiempo. Esto no nos permite actuar de forma rápida, lo que nos deja pasando las buenas oportunidades que encontramos.

Por este motivo debemos, organizar; el cómo calificar las oportunidades, el tiempo del desembolso del banco, nuestra cuota inicial y nuestra necesidad de trastearnos.

Con estos aspectos claros, mostramos que nuestro tiempo esta organizado, pudiendo cerrar el trato de forma rápida y tranquila. Todo esto nos permite, poder negociar el precio.

Como buenos latinos, nos consideramos excelentes negociantes. Por lo que, si encontramos la vivienda ajustada a nuestras necesidades, trataremos por todos los medios bajar el precio.

Realizar esta acción, es temeraria y muchas veces sale mal, llevándonos a perder la oportunidad de una excelente vivienda a un buen precio. La realidad es que si se pueden disminuir el precio de las viviendas hasta un 15%.

Para lograrlo existen muchos factores que debemos emplear al negociar el precio. El más importante es, la necesidad del vendedor. Al descubrirla, podemos utilizar el tiempo de cierre y el presupuesto de remodelación, para adecuarla a nuestras necesidades.

La primera regla de ventas, todos creemos que lo que vendemos es lo mejor. En el mercado inmobiliario, consideran que su vivienda es la más bonita, ubicada, etc., nos indicara los buenos momentos que vivió en ella, bla, bla, bla.

Convirtiendo nuestra visita en una posible venta emocional, defendiéndose para no reducir el precio. Por este motivo, debemos ser amables, pero también racionales, donde le daremos razones de lo agradable que es la vivienda, pero siendo específicos en las características que no nos dejan tomar una decisión.

Con esto logramos, llevarlo a que nos muestre su verdadera necesidad de vender la vivienda, cual es su punto máximo de inflexión en el precio.